WandaVision

Intrigantemente extraña y singular, esta serie es una auténtica apuesta arriesgada por parte de un estudio que suele ofrecer batallas estándar con trajes y ciencia ridícula. Y aunque sólo sea eso, WandaVision permite a Elizabeth Olsen y Paul Bettany iluminar brillantemente algunos aspectos nuevos de sus poco hechos personajes cinematográficos. Como esposa de una comedia de situación de los años 50 (y luego de los 60, y más tarde de los 60), Olsen es tan centelleante y encantadora como la Sra. Brady o Lucy, mientras que Bettany trabaja el papel de marido desconcertado a la perfección con un jersey de punto y corbatas ajustadas. El estilo de cada episodio televisivo de época es perfecto -estén atentos a los toques que les traerán a la mente El show de Dick Van Dyke y The Brady Bunch-, y las viejas tramas robadas de otra época también son acertadas: El jefe de Vision viene inesperadamente a cenar, Wanda tiene que impresionar a una madre presumida en el colegio para encajar.

Sin embargo, hay indicios de que no todo es lo que parece en la idílica cuadra de Wanda y Visión, y esos indicios aumentan a medida que avanza la temporada, y Wanda y Visión también lo saben. No recuerdan de dónde vienen, quiénes son realmente, por qué siguen apareciendo mensajes extraños de... ¿dónde? ¿De otro lugar? ¿De otro mundo? Transformar a los mediocres personajes de Marvel en estereotipos televisivos que se saltan el tiempo al servicio de una trama que, sin duda, acabará revelando los Grandes Planes de los Grandes Males es una idea inspirada que transforma lo que podría haber sido una tediosa historia de superhéroes en la madurez en algo más: un rompecabezas, un misterio, una sorpresa. No podrás apartar la mirada.