Ms. Marvel

Este emocionante drama añade un nuevo matiz a los ritmos conocidos de la típica historia de superhéroes que descansa tranquilamente sobre los hombros de la actriz Iman Vellani. Los problemas de Kamala podrían ser de cualquier otra película de adolescentes: compañeros de clase que piensan que es una chica rara si es que se fijan en ella, padres que no la entienden, profesores que desean que deje de hacer garabatos y de soñar despierta. En algún momento, en algún lugar, Kamala espera que haya algo especial dentro de ella, pero como le dice a su mejor amigo Bruno: "Seamos realistas, no son las chicas morenas de Jersey las que salvan el mundo". El gran triunfo de Ms. Marvel no es sólo que nos muestra precisamente eso, sino también, que Kamala se siente como un personaje totalmente realizado en un mundo de carne y hueso, no como en una hoja plana.

Esto se debe, en parte, a que la herencia de los Khans está entretejida en el mundo que viven: Está en los alimentos que comen, en la mezcla de inglés y urdu que hablan, en el arte de sus paredes, en el mercado al que Kamala y Muneeba van a comprar artículos para la fiesta de boda de Aamir (y donde Muneeba también disfruta de un buen chisme con una "tía" del barrio). Esa autenticidad se extiende incluso a la banda sonora, con canciones de la rapera pakistaní Eva B, y de películas pakistaníes actuales. Pero aún más, Kamala se siente real, con sus emociones sobredimensionadas; el tira y afloja de su relación con sus padres y el deleite inicial (rápidamente seguido de recelos) que experimenta al descubrir sus propios poderes. Se han contado historias similares sobre superhéroes, pero Ms. Marvel pinta la historia de Kamala Khan con detalles demasiado reales como para ignorarlos.