McFarland: Sin límites

Esta es una historia conmovedora y esperanzadora, a pesar de que es bastante predecible como casi todas las películas sobre equipos deportivos subestimados (no vas a esperar que pierdan si alguien se ha molestado en hacer una película sobre ellos). Algunos pueden quejarse de que esta es otra película sobre un "salvador blanco", pero definitivamente no lo es. El entrenador White ni siquiera había entrenado corredores a campo traviesa antes de crear el equipo en McFarland; está improvisando tanto como los muchachos, quienes realmente solo saben correr rápido al principio, sin la más mínima idea de cómo trabajar en el ritmo, la velocidad y las colinas. El equipo cambia y desafía al entrenador tanto como él los guía y los anima a mirar más allá de los estereotipos de "recolectores" y valorar el trabajo duro y la disciplina, no solo en la carrera, sino en la vida. Costner interpreta muy bien el papel del entrenador mayor gruñón que no está seguro de qué hacer en un entorno que no conoce y con su equipo lleno de chicos que han estado trabajando en los campos agrícolas desde que tenían 10 u 11 años.

Y es difícil no enamorarse de los chicos, especialmente del melancólico Thomas, interpretado por Pratts, (que naturalmente se enamora de la hija del entrenador White) y del eterno optimista Danny Díaz, que nunca se da por vencido, a pesar de que fácilmente pesa 30 libras más que sus hermanos y compañeros. Solo sabes que Danny va a ser el héroe al final: ¿por qué otra cosa se molestarían los cineastas en mostrarlo jadeando y resoplando sobre las "colinas" (McFarland no tiene colinas naturales, por lo que corren sobre montículos cubiertos de cáscaras de almendras)? Pero eso no significa que no vayas a llorar cuando finalmente suceda. Sin embargo, la mejor parte de la película no son solo los deportes: es que los cineastas no muestran a una comunidad que necesita de la generosidad de la familia White. Por el contrario, son las abuelitas y las mamás las que acuden al rescate cuando el entrenador White se desanima en los 15 años de su hija. La comunidad organiza una emotiva fiesta de quinceañera para ella, dejando en claro que White, a quien los chicos llaman cariñosamente Blanco, es uno de ellos. Sí, esta es una historia familiar, la mayoría de las películas deportivas lo son, pero mira por ti mismo lo que significa ser estadounidense en la ciudad conocida como "el frutero de California", donde correr juntos y rápido lleva a un grupo de chicos a tener un sentido de logro y a un entrenador un sentido de hogar.