Doctor Strange

La decimocuarta película del Universo Cinematográfico de Marvel tiene toda la acción y las explosiones habituales, pero también cuenta con un tipo diferente de personaje principal: uno que es mágico y cautivadoramente defectuoso, pero dispuesto a cambiar. El director Scott Derrickson, conocido principalmente por su trabajo en el campo del terror, añade de forma inesperada mucha diversión y humor a una historia que podría haber estado impregnada de exotismo y misticismo. Contribuye a ello que Cumberbatch y Swinton, así como Benedict Wong como guardián de la biblioteca de libros de hechizos, aporten mucha personalidad a sus papeles.

La mayor parte de la seriedad de Doctor Strange la lleva el personaje de Mordo de Chiwetel Ejiofor, pero los fans del cómic al menos sabrán el motivo. Por desgracia, los mejores momentos de los personajes tienden a enfriarse y diluirse durante las grandes secuencias de acción. Pero algunas de esas escenas, que cuentan con hermosos efectos especiales "plegables" cuando los hechiceros cambian el entorno que les rodea, son bastante impresionantes, especialmente cuando Strange aprende a usar sus poderes. A medida que llega el clímax de la película, la acción se hace más grande y menos envolvente. Aun así, es emocionante ver a Strange abrazar su espíritu interior y encuentra el poder uniéndose a la corriente, en lugar de ir en contra de ella.